Ellos también sienten

20/07/2016

María Vélez, Comunicación Línea Verde

info@lineaverdemunicipal.com

Todo ser vivo capaz de sentir el dolor tiene derechos que, contemplados o no por la ley, han de ser respetados por el resto de la humanidad. Por tanto cabe señalar que cualquier criatura viva del Planeta Tierra ha de respetar a las demás, ya que, la libertad de uno termina donde empieza la del otro

No obstante, y esto es algo que debemos tener muy presente, sólo los seres humanos pueden entender esto. O eso es lo que se supone, dada la inteligencia de la que están dotados. El resto de seres vivos, claro está, mata. Siempre hay depredadores y víctimas en el reino animal. Ahora bien, ¿matan los animales con premeditación y alevosía? ¿Se maltratan simplemente porque sí, sin razón aparente? Me atrevo a decir que, salvo unos pocos casos excepcionales (zorros, orcas, osos, lémures y delfines son ejemplos de ello), la mayoría de las especies animales acaba con la vida de otras criaturas por instinto de supervivencia, ya sea porque se sientan amenazados o porque necesiten hacer tal cosa para alimentarse. Dan lugar a una cadena que se halla en perfecto equilibrio y que hace que el ecosistema de nuestro planeta funcione en armonía.  

Y las personas, ¿por qué maltratan e incluso matan a sus iguales? ¿Necesitamos maltratar a otros para sobrevivir? La respuesta es un rotundo no, claro que, ¿cómo entender entonces que haya humanos capaces de pegar a otros? Sean animales o personas, hablamos de seres vivos que padecen el dolor físico y, de algún modo, psicológico. Pues, tal y como evidencian algunos estudios (como se indica en los resultados que se observan en ciertos artículos que se publicaron en la revista veterinaria Argos, en septiembre de 2011), los animales también sufren psicológicamente. Pueden deprimirse sufrir ansiedad, padecer fobias o tener problemas de conducta, que les impiden convivir con normalidad en su entorno. Cada perro es un ser único e irrepetible. Su personalidad depende de su carga genética, de las peculiaridades de su raza y del trato y educación que recibe. Ellos también tienen un mundo emocional. Se estresan o entristecen, por lo que, además de velar por su salud física, hay que hacerlo también por su estado anímico.  

En cambio, en lugar de ello, hay ciertas (demasiadas) personas que parece que se empeñan en lo contrario. Una mascota ha de ser entendida como animal que te acompaña y que, por otra parte, ayuda muchísimo emocionalmente a los humanos. Son un gran incentivo para el desarrollo de determinadas capacidades en algunos  colectivos, como la responsabilidad en los niños al tener que cuidar a un ser que depende de ellos; y se ponen al servicio de la humanidad en cuestiones tan importantes como la guía de personas invidentes o actividades policiales tales como la búsqueda de determinadas sustancias a través del prodigioso olfato de ciertas razas. Y, ¿cómo se lo agradecen muchos? Considerando que no son nada, “sólo perros”, que pueden ser abandonados cuando ya nos cansemos de ellos, pues muchos presuponen que las mascotas son “algo” de lo que nos podemos permitir el lujo de aburrirnos. O pensando que se les puede matar a patadas porque a alguien le venga en gana, como es el caso del hombre que, en abril de 2014, incurrió en tal delito, tan sólo porque el animal molestó a su propio perro, en lugar de utilizar esa capacidad llamada inteligencia, de la que antes hablaba, y que todas las personas poseemos. Quizás el problema sea que muchos no sepan usarla, quién sabe. 

Y, dando una vuelta de tuerca más a todo, hay quienes maltratan a los animales sin que exista ni tan siquiera una mala excusa. Ejemplo de ello es el caso de otro “asesino de perros”, tal y como la propia prensa lo ha calificado, que ponía agujas de coser en salchichas que, posteriormente, dejaba en un parque infantil con objeto de acabar con la vida de los perros que allí paseaban con sus dueños. Sin importarle tampoco, por supuesto, que también allí jugaban niños que podrían haber tenido acceso a tales alimentos envenenados, desencadenando un final aún peor, porque fatal ya es. 

En definitiva, habríamos de tener más en cuenta que los animales tienen sus propios derechos y que están reconocidos, de hecho. Y es que, hay un movimiento  y corrientes de pensamiento que sostienen que la naturaleza animal es sujeto de derecho, cuya novedad reside en que esta categoría sólo ha pertenecido a personas naturales y jurídicas. 

Los humanos siempre han tenido hacia algunos animales una consideración especial, como la domesticación, que varía mucho según el entorno cultural o el lugar. Pues hay áreas en las que se apoya que se pueda utilizar a los animales según plazca o sirva al hombre, pasando por el trato ético o el bienestar animal, y otras en las que se llega incluso a considerar que los animales merecen derechos tradicionalmente reconocidos sólo en los humanos.  Pues, y esto es algo así mismo relevante, el mero hecho de domesticar a un animal y privarlo de vivir en su hábitat natural o del modo en el que les corresponde, según su especie, ya es algo que debería llevarnos, cuanto menos, a hacer que la vida que queremos que tengan sea agradable para estas criaturas. 

La cuestión es que desde el siglo XVII se empezaron a ver las primeras leyes para la protección animal que supusieron el inicio del movimiento por los derechos de los animales, donde muchos proponen maneras para limitar el sufrimiento de aquellos que no son humanos y que también merecen la consideración ética y moral de estos últimos, pues, no serán “tan inteligentes”, pero ellos también sienten. 
 

María Vélez, Comunicación Línea Verde

Cerrar [X]Uso de cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y recopilar datos estadísticos sobre hábitos de navegación. El uso de cookies es necesario para la notificación de incidencias. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información, o bien conocer cómo cambiar la configuración, en nuestra Política de cookies